miércoles, 27 de abril de 2011

GEYSIR: EL OJO AZUL DEL INFIERNO

 
1.- La superficie del Strokkur empieza a oscilar. El agua se desparrama fuera del tubo o cráter.
 
2.-Al derramarse el agua en la superficie, disminuye la presión en el fondo del tubo favoreciendo así que el agua sobrecalentada entre en ebullición.


3.- Las burbujas de vapor empujan desde el fondo. La superficie se abomba más y la visión, efímera y fantástica, es el ojo azul del infierno.

4.- El vapor rompe la cúpula de agua.


5.- Se produce la erupción.


6.- El chorro de agua y vapor alcanza los veinte metros de altura.


7.- Liberada la presión, la erupción cesa a la espera de que, unos minutos después, se complete el nuevo ciclo.


El Gran Geysir, cercado por un cordón de seguridad, permanece dormido.
 
Otro de los géiseres de Laugarfjall.
 
Campo de géiseres en Laugarfjall.


Pequeño géiser tranquilo.

A sólo 115 kilómetros de Reykjavík por buena carretera, en el valle de Haukadalur, en el paraje que llaman Laugarfjall, hay un grupo abundante de manantiales de agua hirviente de los cuales el más célebre fue el Geysir, conocido aún como el Gran Geysir a pesar de que ha perdido las cualidades que en el siglo del romanticismo le dieron fama mundial. Alcanzó tal celebridad que, en la actualidad, géiser es la denominación genérica de todas las fuentes del mundo que lanzan a lo alto chorros de agua caliente de forma intermitente.
La voz geysir viene del islandés "gjósa", que significa entrar en erupción.
La erupción de un géiser es un espectáculo muy atrayente, por excepcional. El Gran Geysir islandés actuaba hasta el siglo XIX con bastante regularidad y su chorro de agua y vapor alcanzaba los sesenta metros de altura. ¿Por qué ahora no lo hace?
La actividad de los géiseres se altera fácilmente debido a varias razones de las cuales algunas son naturales (terremotos, cambios en la disposición de los conductos subterráneos y en la circulación del agua) o por la actuación humana.
Si se observa detenidamente el conjunto de géiseres de Laugarfjall, se verá que en alguno de ellos han arrojado monedas. Esta costumbre de echar monedas a las fuentes, tan arraigada entre el turismo hortera y zoquete, está haciendo daño en muchos lugares de Islandia. Tanto que algunos monumentos naturales están siendo acordonados para evitar, entre otros problemas, este tipo de bromas. En tiempos ya muy pasados, los viajeros islandeses o los privilegiados europeos que podían viajar a Islandia disfrutaban echando piedras u otros objetos en el interior del Gran Geysir. Además, quienes tenían ciertos conocimientos físico-químicos, sabían que echando unos puñados de polvo de jabón o detergente se producía la erupción debido a la inmediata merma de la tensión superficial del agua. De este modo, sin pretenderlo, contribuyeron a estropear el reloj del Gran Geysir que actualmente puede permanecer dormido durante días, meses e incluso años. En el año 2000, tras un terremoto, volvió a entrar en erupción y funcionó varias veces al día durante una temporada. Paulatinamente se fue haciendo de rogar más y más y hoy es completamente imprevisible.
Muy cerca del Gran Geysir está el Strokkur, que es hoy la mayor atracción del lugar. Strokkur en islandés es el nombre dado al pequeño bidón u odre utilizado antiguamente para batir la leche y separar la grasa del agua obteniendo así la mantequilla. En el occidente de Asturias y León le llamamos “feridera”.
Las erupciones del Strokkur son bastante regulares, ocurren cada cinco o seis minutos y el agua expulsada puede alcanzar hasta unos veinte metros de altura. Durante nuestra anterior visita, en 1996, los cordones de protección se encontraban muy cerca del pozo y nada impedía que los curiosos, aún pocos, se sentasen cerca del cráter. Tras cada erupción, la lluvia de agua caliente caía sobre ellos habiendo perdido mucha de su temperatura inicial. Era un aliciente más, una experiencia que hoy no es posible porque el espacio entre los espectadores y los géiseres es mucho mayor. 

El funcionamiento del géiser es provocado por el contacto de las aguas superficiales que, filtrándose y penetrando en la tierra, llegan a ponerse en contacto con las rocas fuertemente calentadas por el magma que en tantos lugares de Islandia no se encuentra tan profundo. El líquido así sobrecalentado vuelve a la superficie por convección y, a través de uno o varios conductos, alimenta el pozo o cañón del géiser. El agua que asoma en la superficie está más o menos fría pero, por debajo, presiona el agua caliente con una temperatura superior a los 100ºC a los que herviría si se encontrase al aire libre y al nivel del mar. La temperatura sigue subiendo hasta que se produce por fin la ebullición, en cuyo momento las burbujas de vapor suben por el conducto final. En ese momento tiene lugar el asombroso espectáculo que apenas dura unas décimas de segundo y que tratamos de mostrar en las fotografías.
En islandés, al lugar donde hay un grupo de géyseres se le llama hvera (se pronuncia kuera). Abundan en Islandia los campos de fuentes termales y casi todos ellos contienen en su nombre el término hver. De unos cuantos nos ocuparemos en siguientes entradas de este blog.

1 comentario:

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