martes, 5 de octubre de 2010

MÝVATN (II): la solfatara de Hverir

La voz Solfatara, generalizada hoy para definir cierto tipo de manifestación volcánica, es el nombre propio de un cráter activo vecino de Pozzuoli, al oeste de Nápoles, que se formó en el año 79, durante la erupción del Vesubio que sepultó Pompeya y Herculano. Los romanos de aquel tiempo creyeron que la Solfatara de la bahía de Nápoles era la puerta del infierno.
Hoy se conoce como solfatara a cualquier conjunto de pozos de barro hirviente, depósitos de azufre y fisuras por donde emanan vapores de agua con sulfuros de hidrógeno, a veces a gran presión.

Una de las más espectaculares solfataras de Islandia es la de Kverir, en el complejo volcánico de Krafla. (En la península de Reykjanes hay dos -Krísuvík y Gunnuhver- acaso más imponentes). 
Es casi imposible distinguir el perímetro de la caldera de Krafla por su gran tamaño y por la irregularidad del terreno. Kverir esta fuera de esta caldera, pero justamente en su borde sur, al pie de la colina roja de Námafjall –Montaña de la Mina- que la carretera N1 atraviesa por el alto de Námaskarð – Brecha de la Mina-.


Vistas de la humeante colina Námafjall desde la llanura de Hver.



Tan solo cinco kilómetros al este de Reykjahlið y del lago Mývatn, descendiendo la rampa de Námaskarð, aparece a mano derecha el imponente Hverir o Hverarönd, la mayor solfatara de Islandia. Es una notable extensión de extraño terreno con colores imposibles, plagado de cráteres de lodo bullente, fumarolas y nubes con intenso olor a azufre y a cuerno quemado. Un sendero marcado asciende desde aquí a lo alto de la colina y luego se dirige hacia el paso de Námaskarð desde donde el excursionista puede regresar al área de aparcamiento por la carretera. El espectáculo es siempre excepcional pero la tentación por abandonar la senda  para obtener determinadas fotografías, puede acarrear sustos de consideración o incluso accidentes quizá fatales. (¿Recuerdas, Primi, el resbalón de 1996, cuando tu rostro se volvió del color del azufre?).
Las siguientes fotografías fueron tomadas el 12 de julio de 2010, hacia las 15h. Haciendo uno o dos clicks sobre cada una, se puede ver a mayor tamaño.



Calderas de lodo hirviente de gran tamaño. Los visitantes respetan la senda señalizada. En las zonas de superficie más clara, la temperatura del suelo puede ser muy alta. Los bordes negruzcos de los pozos son sumamente inestables. Con lluvia, todo el terreno es muy resbaladizo.
 

Calor, olor y ruído intensos.


Fumarola silbante. (Me pareció notar que la potencia de esta fumarola era notablemente menor que la que había durante nuestra visita de 1996. La operación de los pozos de la cercana Planta Geotérmica de Krafla debe de tener gran influencia en la evolución diaria de estas fumarolas).


 
El pozo de esta fotografía -uno de tantos- puede tener del orden de cinco metros de diámetro y la altura de los escupitajos alcanza hasta un metro.











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